sábado, junio 16, 2007

Objetivo

Noche cerrada y fría de Buenos Aires. La humedad se condensa en el ventanal de su oficina. El río refleja la luz de la luna llena, pero él es inconsciente de todo ello, abstraído frente a su monitor. La música de fondo resuena sólo en los escasos instantes en que se deja de oir el repiquetear de las teclas, cuando se detiene a considerar.

Como ésta son ya cinco noches de constante trabajo; pero a él no le interesa. Tiene un objetivo y lo quiere cumplir.

Durante sus horas en el trabajo, no hace otra cosa más que pensar en ello. Considera y evalúa variantes a los problemas que se le fueron presentando la noche anterior; se abstrae de cada solución para ver un todo e intentar evitar aunque más no sean algunas de las situaciones que se le presentarán esta noche.

Mientras no está frente a su monitor, las horas se hacen interminables. Su objetivo es más importante que cualquier tarea mundana que se hubiera comprometido a realizar. Es lo único importante.

El problema: no sabe cuál es su objetivo. La casualidad lo puso frente a una pista, y curioso como es, no tuvo más opción que seguirla. Cada vez que se acerca a un posible desenlace, nuevas posibilidades se abren, y debe recorrerlas todas.

Pero hoy es diferente. Esta noche hay una sensación nueva en el ambiente. Esta noche lo va a saber qué se le puso en el camino.

-¿Está seguro de que desea continuar?- cita la leyenda. Ok.

Durante la espera, los segundos se le hacen horas. La música parece no sonar.


Alguien golpea en su puerta.