martes, enero 22, 2008

Año nuevo, el mismo boludo

Hace un par de semanas retomé la práctica seria de TaeKwon-Do. Esto implica ir varias veces por semana a que me muelan a palos y pasar mis viernes hasta altas horas de la noche junto a otros practicantes sudados/as oyendo consejos e historias de los maestros de mi escuela. No me malinterpreten: no me estoy quejando; al contrario, extrañaba mucho todo eso. Estoy haciendo una breve introducción a lo que sucedió este sábado que pasó en el pre-release de Morningtide. Y no huyan despavoridos tampoco, porque no será un relato de partidos ganados y lo mal que jugué en le torneo de Magic.

Me encuentro con el amigo Bronico en la puerta del hotel Bauen el sábado a las 10am. Como les dije, los viernes entreno hasta tarde, así que había dormido un gran total de 4 (cuatro) horas. Tras un par de minutos de “A este chico lo estamos perdiendo. Antes no cambiaba al juego por coger con la novia” refiriéndose al rubio por todos conocido, nos dimos cuenta de que estábamos escasos del vil metal, por lo que procedimos a sacar plata de un cajero frente al Bauen.

Una hora y media después nos dieron el material para empezar a armar el mazo. No los voy a aburrir con cosas como que abrí un montón de cosas grosas para limited o que terminé ligando un Oona’s Prowler. Lo importante es que, luego de ser vapuleado en el primer partido de la primera ronda (es al mejor de tres), voy a ver mi sideboard -las cartas que no usé de lo que me dieron- y me encuentro con que... ¡NO ESTABA! En plena ronda me puse a vaciar la mochila para ver dónde la pude haber dejado, pero era obvio que mi mayor temor desde que juego Magic se había vuelto a volver realidad: me había dejado las cartas en algún lugar y no sabía dónde¹. De más está decir que perdí esa ronda. Mi oponente estaba confiado y yo devastado por la pérdida.

Como de casualidad me tocó arrancar la ronda en la misma mesa donde había armado el mazo, pregunté si alguna de las cajas de cartas que estaban sobre la mesa estuvieron ahí desde el principio. ¿Adivinen qué? ¡Así era ^_^ ! ¡Recuperé mis cartas!

Perdí dos rondas más, ahora sí, completamente culpa mía; aunque cabe destacar que uno de los flacos contra los que perdí fue el que había recibido mi pool original, y lo supo usar bien. Tras la rápida derrota, me fui a comer.

Llego al Burger King que está a la vuelta y, mientras espero ser atendido² voy sacando la tarjeta de débito que... ¡No estaba! A las corridas volví al cajero de donde saqué la plata aproximadamente cuatro horas antes. Como se imaginarán, no tuve tanta suerte esta vez.

Verán, cuando Seba sacó su dinero, noté que la alarma de aviso del cajero por la tarjeta era muy, pero muy silenciosa. Aún estoy en duda de si, por estar charlando con Seba, no dejé la tarjeta puesta en el cajero, o bien la guardé mal en el portadocumentos y cayó.

Afortunadamente en el BK estaba el Ruso, quien me salvó la vida porque me pasó el TE de Visa para hacer la denuncia.

Así que, como verán, nada ha cambiado por aquí. Sigo siendo el mismo boludo, aunque intente demostrar lo contrario.

Tal vez me iría mejor si dejara al boludo en mí fluir libremente en lugar de reprimirlo.

¹ No, no es la primera vez que pierdo mis cartas. Eso es una historia para otra ocasión.

² Si hay algo que odio es esperar a ser atendido en una cadena de comida rápida.