martes, octubre 07, 2008

Desventuras Bañísticas (or There and Back Again)

Vuelvo a las andadas. Nuevamente un posteo kilométrico, para aquellos que lo extrañaron. Y para los que no... Pues nada, también va a ser de exagerada longitud.
Comencemos por el principio, como suele corresponder.

Septiembre
Domingo 7
Tras despedir a Jose de mi reciente hogar, me encuentro con vecinos de abajo tocándome la puerta. Cuando me ven llegar, me increpan sobre obras que pudiera estar yo haciendo en el departamento. Mi negativa parece convencerlos.

Sábado 13
Llego a la 1.30am, luego de la clase de danes, y me encuentro con un cartel pegado en mi puerta que rezaba algo así como
Se nos hizo una catarata sobre uno de los tomacorrientes. Llamá a la administración urgentemente.
Entré en mi casa y me encuentro con el agua cortada. Hice lo pedido en la nota, pero parece que la gente de la administración no atiende en esos horarios... Habrase visto. La gente de este país no quiere trabajar.
Al levantarme, y tras hablar con Graciela -la administradora-, quien me aseguró que el lunes a primera hora iban a venir los plomeros, habían habilitado el agua un rato, cosa que aproveché para bañarme y lavar el dobok rápidamente. Luego, sobrevino nuevamente el corte.

Domingo 14
¡Feliz Cumpleaños a mí!

Lunes 15
Me levanto temprano -muy temprano si consideramos la hora a la que me acosté por el torneo del día anterior. Por alguna razón que todavía no logro entender, había supuesto que era un trabajo mínimo el que debían hacer. Llamé a la oficina para avisar que iba a llegar tard... Me corrijo: aún MÁS tarde que lo usual; y me siento en la compu a esperar que pase el temblor, como dirían tres jóvenes de locos cabellos ochentosos -década que bien podría ser salteada de las páginas de la historia.
14:15 vuelvo a llamar a la oficina para avisar que siguen rompiendo el piso y no voy a llegar a la oficina en ningún horario coherente.
Para esa hora, la mitad de las losas habían desaparecido del piso de mi baño y el origen del mal estaba a la vista: un caño maestro del edificio estaba casi completamente carcomido y podrido.
Se hacen las 16 y escucho una fatídica frase: ¡Parece que vas a tener que dormir sin baño! ¡SIN BAÑO! ¿Entienden la gravedad del asunto? Uno puede vivir sin luz o sin gas. Sin agua se complica, pero llega a ser posible. ¿Pero sin baño? ¡No señor!
Al instante puse el grito en el cielo -o en el techo del edificio, que está ahí nomás, en realidad- y vino la administradora, quien muy cortezmente me pidió encarecidamente que no rompiera las pelotas, que no me quedaba otra. Entonces me di cuenta de la verdad: a partir de ese momento, era rehen del plomero y su tropa...

Martes 16
Teniendo una reunión en el laburo de la que no me podía desligar, tuve que recurrir a mi hermano, quien amablemente se quedó a cuidar la guarida mientras mis sueños de independencia se veían cohartados.
En este día sólo extendieron la desgracia hasta la pared que da al departamento de al lado, siguiendo la trayectoria del caño. Para hacer esto, sacaron el mueble de la cocina, dejándome así sin un lugar para lavar platos y demás.

Jueves 18
En esta oportunidad fue Jésica (mujer de Luis y co-dueña del departamento) quien se quedó a cuidarlo, aprovechando el rato para estudiar. Desde ya, eso fue lo único que no pudo hacer; no por el ruido de los plomeros, dado que poco y nada hicieron, sino porque cada dos por tres venía alguien a ver el espectáculo del caño podrido y se quedaba charlando con ella.
Ahora bien, me enteré de una historia graciosa -in a not_funny_at_all way-: Antes de mudarse, Luis y Jesica mandaron arreglar la plomería del departamento. Cuando estaban arreglando los caños de agua del baño, tanto la arquitecta a cargo como los plomeros de turno hicieron notar el deplorable estado del caño en cuestión. Se le informó de esto a la administración, quien notó el problema, pero lo descartó con un "no hay plata" que tanto resuena en este país.
¿Creían que ahí terminaba el asunto? ¡No, señor!
Resulta que un día antes del casamiento de los antedichos, a los vecinos de abajo les cae agua como una catarata sobre un tomacorrientes. ¿Suena conocido? Es casi un copy-paste de lo que dice por allá arriba. En fin, fueron los plomeros, les levantaron el piso y el problema se solucionó mágicamente, pero nunca hubo una solución real. Propusieron nuevamente cambiar el caño, pero se imaginarán la respuesta que obtuvieron.

Martes 23
Me informan que no consiguen los caños en las cercanías del edificio, y que la gente a la que regularmente le hacen pedidos no lo tendrán por un par de días. Probablemente para el jueves estén.

Martes 30
Llegan los caños. Cuando sacan los caños podridos, se dan cuenta de que van a tener que cambiar no sólo la sección que originalmente creían afectada, sino todo el caño hasta abajo (recordemos que estoy en un 4to piso). ¿Cuánto iba a demorar esta jodita? 10 (DIEZ) días.
¿Ven ahora a lo que me refería cuando dije que era rehén?

Octubre
Sábado 4
Así es, se dignaron a trabajar un sábado. Como tenía planes pendientes, mi madre se ofreció a quedarse mientras yo me iba a almorzar con una amiga y al release de Shards of Alara. Pero fui yo temprano para que ella no tuviera que perder todo el día en mi casa. Al pedo, obviamente, porque cuando llegué (9:39) todavía no habían llegado los plomeros. Durante el día me fueron dando los reportes de situación: entraron en el departamento a las 14:40; pusieron los caños nuevos, pero no así los codos (las uniones de las secciones de los caños); le sacaron otra pata al mueble de la cocina, que parece estar en precario estado y quedó apoyado sobre la cocina.
¡Un amor esta gente!

Viernes 10
Falto al trabajo para que haya gente en casa. Los señores no sólo vienen tarde, sino que lo único que hacen es un relleno de escombros. Tras putear largamente a puerta cerrada, decido que lo mejor es levantar campamento y volver a lo de mis viejos. En cuanto termino de pensar eso, vuelven a entrar a casa, donde pican los restos de las baldosas que habían quedado rotas.
Perdí todo un día de laburo para eso.
¿Por qué el ofuscamiento? Porque, a sabiendas de que iban a tener que hacer el relleno de todas maneras ¿por qué no llevaron el material de una buena vez y ya? Dos pájaros de un tiro.
Aumentan mis sospechas de que esta gente cobra por hora...

Martes 14
Ante la adusta vigilancia de mi hermano, hacen el relleno de material finalmente. Sólo queda poner las losas. Que obviamente no habían comprado todavía.

Jueves 16
Me informan que habían comprado las losas y que el lunes las iban a colocar.
Horas más tarde, mi hermano me avisa que el lunes y el viernes no iba a poder ir a mi casa. Sé que los viernes tiene nutricionista, y el lunes se encaprichó con que quería pasar por la oficina de su laburo, así que no iba a poder ser. Lo pospusimos para el martes.

Viernes 17
Caigo enfermo. No tiene nada que ver, dado que todavía no habían comprado las losas, pero quería comentárselos nomás.

Lunes 20
20:10 y estando aún en la oficina, me llega un mensaje de texto de mi hermano avisándome que no iba a poder ir a mi casa el martes (o sea, al día siguiente).
Puede que algunos de Uds -sino todos- tengan la impresión de que soy bastante desbolado (y lo soy), pero lo cierto es que también soy extremadamente organizado, y me molesta mucho que las cosas se salgan del plan si no es posible realizar alguna corrección. Éste era el caso. ¿Con quién podía arreglar a esa hora para que se quedara en mi casa? Ya a esa altura del partido, no podía hablar con mi jefe para quedarme (y aún si hubiera podido, no lo hubiera hecho, porque ya debía un día ése mes). Puteé y recontra puteé, pero tuve que posponer nuevamente el arreglo de mi piso, esta vez con la palabra de mi hno que iba a ir el miércoles.

Miércoles 21
Se presentan en casa y llegan a hacer la mitad del baño. Por qué no terminaron el trabajo, sólo Dios lo sabrá... Lo terminarían al día siguiente, según dijeron.

Jueves 22
Fueron, pusieron dos baldozas y se fueron. El muchacho que estaba trabajando le comentó a mi hermano que la señora de abajo se había puesto en hinchapelotas y le iban a terminar el trabajo primero a ella. En ese momento uno se habría preguntado ¿¡QUÉ CARAJO!? (WHAT THE FUCK!? for you, my English speaking friends), pero el incidente no pasó a mayores por no poder estar presente.

Viernes 23
Terminaron de poner las losas en el baño. La idea era dejarlo secar y que por la tarde me instalaran los artefactos, pero como mi hermano se tenía que ir al médico, sólo pudieron hacer la primera parte, aludiendo que iban a ir el día siguiente (sábado, por si alguno no conoce el calendario aún). Esto acarreó complicaciones varias, porque durante todo ese día yo tenía un torneo de Magic que ya había pagado. Por suerte mi viejo y Jose iban a hacerme el aguante ante tan desesperada situación (no sin que el primero me cagara a pedos al respecto).
A las 21.30 me llama Fabián (el plomero en jefe) y quería confirmar que hubiera gente el lunes para terminar el trabajo.
A ver, releamos la oración:
A las 21.30 me llama Fabián (el plomero en jefe) y quería confirmar que hubiera gente el LUNES para terminar el trabajo.
¿Cómo que el lunes? ¿No me habían dicho el sábado? Aparentemente el muchacho se debía haber confundido, ya que había que dejar secar las losas para poder instalar los artefactos. Alguien que leyera atento habrá notado el engaño enseguida: si había que dejar secar las losas durante un fin de semana ¿Cómo iban a instalar el resto del baño el mismo viernes por la tarde?
Desafortunadamente la secuencia lógica estuvo ausente en el momento de la conversación, por lo que no me quedó más opción que aceptar lo que me decían.

Lunes 27
A tres días de cumplirse el mes y medio, vinieron dos personas a terminar el trabajo. Me voy dejándoles un único pedido implícito: que vuelvan a poner la mariposa de la llave de paso de agua que habían sacado para mover el mueble de la cocina.
Vuelvo a las 17.10 para encontrarme FINALMENTE con el piso de mi casa. Desde ya, puesto al revés, pero ya nada importaba.
Ni siquiera que el monocomando del baño (la canilla del lavatorio, bah) se había roto y no consiguieron el repuesto porque era MUY CHINO. Sí, a mí también me suena a verso. O cuento chino, como prefieran.
Quedaron en arreglar con la administración para que les diera el Ok con el asunto.
Pero ya estaba la casa en condiciones vivibles.

Martes 28
Vuelvo a dormir a mi casa.

En fin, esas fueron mis aventuras y desventuras de casi mes y medio en casa nueva. Volví y me encontré con la casa toda sucia, con óxido en varios utensilios de cocina y vasos, partes sobrantes y arreglos por hacer. Pero son todas cosas menores. Ya volví.

Habrán notado que hay espacios entre fecha y fecha. Esto no se debe a la nimiedad de los trabajos que hayan hecho en esos días, sino a que, simplemente, no trabajaron en sendas fechas.
Por si alguno se pregunta por qué el paréntesis en el título, sepa que yo me mudé un 6 de septiembre y, como habrá leído -¡más te vale!- los arreglos comenzaron el 15 del mismo mes. Durante el tiempo que duraron las obras, yo tuve que volver a lo de mis viejos, pero aún peor que antes, porque ya no quedaban de mis efectos personales en dicho lugar...

miércoles, septiembre 24, 2008

El Bosque Oscuro

Al final de nuestra primera jornada de viaje, el sendero nos llevó a los lindes de un bosque. Como queríamos adelantar tanto en nuestro viaje como pudiéramos, decidimos adentrarnos en el bosque antes del anochecer para acampar.

Cuando nos aprestábamos a dividir las tareas del campamento, Thellor no tuvo mejor idea que ponerse a bailar. Lo que sucedió luego nos hizo suponer que debía estar bajo el influjo de una presencia sobrenatural, pues es lo único que podía justificar una acción tan estúpida.

Lo cierto es que unas luciérnagas que inocentemente volaban por las inmediaciones comenzaron a circunvalar a nuestro compañero, y luego de eso no paró de bailar. No importa cuánto gritáramos ni qué le aventáramos -pues le tiré una piedra y resulta ser que no medí bien mi fuerza y le lastimé una pierna, pero no por eso dejó de bailar.

Finalmente Krups intercedió y lo ató, intentando inmovilizarlo. Thellor seguía retorciéndose al ritmo de una música invisible, pero finalmente se dignó a quedarse quieto y con Kephos lo cargamos hasta la carpa.

Xeros y yo recogimos madera y armamos la tienda junto al sendero mientras Krups salía a cazar. Kephos, por su parte, fue a buscar agua a un arrollo cercano.

La rutina del campamento seguía sin contratiempos. Prendimos la hoguera con la madera del bosque y, en lugar de escuchar el crack del fuego consumiendo a la madera, se oyó un alarido de dolor, seguido de varios chillidos y remilgos.

Aquí hago un impaz en el relato, pues debo decir que los he engañado. Al comienzo de mi historia dije que éramos valientes. Mentí alevosamente... Sigamos con la historia.

Al escuchar esas expresiones de dolor salir de la madera, sentí que el sudor frío me recorría toda la espalda y la cara, y solté un grito de pavor sólo comparable con... Bueno, con otros que pegué más adelante durante las aventuras.

Apresuradamente apagamos la madera y los que estaban conscientes se pusieron a discutir sobre los pasos a seguir.

“¡Vayámonos a la mierda!” dijo Xeros, utilizando modismos propios de su tierra y que los demás desconocíamos. “No podemos quedarnos acá; el bosque está claramente encantado y no creo que sobrevivamos una sola noche”.

“¿Y a dónde vamos a ir?” intercedió Krups. “Que nos subamos a los caballos no va a hacer que dejemos de estar en el bosque y sea de noche. Mejor esperemos aquí y partamos al amanecer.”.

Kephos intervino “Concuerdo con la dama. No podemos irnos con un herido y tampoco podremos correr mucho con la mula a cuestas. Hagamos guardias de a dos, por las dudas”.

Yo me abstuve de opinar, pues el miedo seguía siendo demasiado. A regañadientes acepté la idea, pero el primer turno lo tomaron Krups y Xeros.

Me metí en la carpa y me vi presa del cansancio, por lo que me recosté intentando no incordiar al aún loco Thellor.

Despierto sacudido por Krups, quien me manda a hacer guardia. Xeros intenta despertar a Kephos, sin mucho resultado.

"Como si con la madera no alcanzara, ahora hay voces en la oscuridad, y este enano de mierda no se levanta" le oigo murmurar al mago, por lo que el cabello de la nuca se me empieza a erizar mientras le pregunto "¿Qué voces?".

-Ayudame a despertar a este enano, que les toca a Uds. hacer la guardia- me responde secamente.

-¿De qué voces hablabas?- vuelvo a inquirir.

Kephos despierta -no de muy buen humor, cabe aclarar- y nos mandan a hacer la guardia correspondiente, acallando mis preguntas sobre las voces.

Muy a mi pesar, sería respondida muy pronto.

Para intentar quebrar sordo murmullo del bosque tratando de iniciar alguna conversación con Kephos, pero el muy testarudo simplemente me ignoraba. Evidentemente, temas como ¿Por qué tenés el pelo naranja y estás todo tatuado? no estaban entre sus preferidos para pasar el tiempo durante una guardia.

Sin embargo, cuando le pregunté si no creía que debiéramos estar yéndonos ya de ese lugar infernal, obtuve un "Si" por respuesta. Desafortunadamente, dicha respuesta provino de atrás mío, y tenía un tono bastante más sepulcral que el usado por el enano.

-¿Dijiste algo?- le pregunté

Ante su negativa, me di vuelta, esperando hallar a Xeros jugándome una broma, sólo para encontrarme con el paisaje del bosque.

Nuevamente, el pánico se apoderó de mí. Soy un guerrero. Las cosas sobrenaturales son terreno de los magos y hechiceros. A mí denme un montón de enemigos para cortar y seré feliz.

Me metí rápidamente en la carpa y sacudí a Xeros al grito de "¡Hay algo hablando ahí afuera!".

-Ya lo sé.- fue su respuesta. -Ahora andá a asegurarte de que no nos hagan nada a los que ¡YA HICIMOS LA GUARDIA!-

Salí otra vez de la carpa, con el miedo por todo el cuerpo, sólo para encontrarme con Kephos con la mirada perdida en el bosque.

-Hay alguien allí- me decía, apuntando con su hacha a los árboles.

-No veo a nadie- le respondí, intentando discimular el miedo en mi voz.

-Voy a ver qué hay- dijo dirigiéndose ya al lugar al que había señalado antes.

Entrecerré mis ojos, intentando reconocer algo en la oscuridad -futilmente, cabe aclarar-, hasta que aun la figura de Kephos se perdió.

Me vi presa de la desesperación. No únicamente por hallarme solo en un bosque tenebroso y encantado, sino también porque en ese instante sentí un frío dedo que me recorría la espalda. Y no esa sensación de escalofrío que se siente cuando estamos dando tumbos sobre nuestras posaderas del miedo que tenemos; sino un dedo físico que me tocaba.

Lentamente me volteé para ver quién andaba, haciendo un gran esfuerzo de voluntad para no gimotear como niño pequeño. Esfuerzo completamente desperdiciado, porque al no encontrar a nadie a mis espaldas entré en pánico, lisa y llanamente.

No sé cómo conseguí acallar un grito de espanto, pero el esfuerzo dio sus frutos, pues no tuve más encuentros escalofriantes... Hasta que al rato Kephos volvió y me contó que había encontrado una mujer árbol.

Mi memoria es vaga respecto a esos hechos, porque fue el colmo para mi sistema nervioso y terminé colapsando.

Al día siguiente, un amargado Xeros me despertó con un puntapié en las costillas. Aparentemente, él tuvo que continuar mi guardia, además de hacer la suya...

Al parecer no hubieron más incidentes durante la noche. O al menos, ninguno que mis compañeros quisieran recordar.

Thellor despertó al alba y no conseguía entender por qué estaba totalmente atado, ni el porqué del agudo dolor en la pierna. Cuando le contaron lo sucedido intentó ajusticiarme, pero un patente renqueo le impidió alcanzarme. Aparentemente la piedra golpeó un poco más fuerte de lo que debiera, porque nuestro ladrón favorito anduvo rengo el resto de la aventura.

Krups cazó nuestro desayuno -dos conejos. Con temor nos animamos a encender una nueva hoguera, pero esta vez no ocurrió nada extraño. Tras una rápida ingesta, curé y guardé uno de los conejos en las alforjas.

Entonces sí, finalmente, retomamos el camino y nos dispusimos a salir de aquel horrible lugar.
Cuando a la hora de almorzar metí la mano en la alforja para sacar el conejo, sentí algo peludo que me la rozaba. Como imaginarán después de haber leído todo esto, mis nervios no estaban exactamente en su lugar, por lo que pegué un grito y vi cómo un roedor se llevaba los restos de conejo que le quedaban sin comer. Aparentemente, si uno no cierra correctamente los contenedores de comida, pequeños bichos peludos se verán SIEMPRE tentados a entrar a comer.

Mientras los demás me insultaban de diversas formas, hambrientos retomamos el camino.

Al anochecer llegamos al pueblo sin nombre que tantas desventuras ya nos había causado...

Prólogo

Capítulo I
Una misión | El Bosque Oscuro | El Templo de la Llama Negra

Capítulo II
La Ciudad | El Camino de la Montaña | El Templo de la Diosa

Capítulo III
¿?
| ¿? | ¿?

jueves, septiembre 04, 2008

Una misión

Era una mañana como tantas otras en el calabozo. Mis “compañeros de cuarto” ya se habían levantado y el sol entraba entre los barrotes de la ventana que daba al patio.
Si no fuera porque era la fecha de nuestra ejecución, habría sido un día normal.
Esperábamos que vinieran guardias de brillante armadura a arrastrarnos al patio para terminar con nuestras miserables vidas, pero en su lugar, al abrirse la puerta aparecieron cuatro guardias de armadura negra y enormes espadas que se dispusieron de manera de cubrir todos los ángulos de la celda. Una vez ubicados, entró un hombre de elegantes ropas y altivo porte que simplemente se limitó a espetarnos un “vengan conmigo”.
Algunos dudaron un instante, pero en esa fracción de segundo, los guardias tensaron sus músculos y sujetaron el mango de sus espadas. Si eso no es motivación suficiente para acatar la orden, no sé qué lo será.
Fuimos escoltados hasta una amplia recepción donde había dispuesto un banquete. Ok, tal vez no fuera tanto, pero era mejor que la comida de la prisión.
Disfruten.- nos dijo el hombre bien vestido -Van a necesitar la energía-.
Antes de comenzar, corresponde que me presente. Soy el Senescal de Altdorf, ciudad Capital del Imperio. Algunos de Uds. se preguntarán por qué los he hecho traer hasta aquí.- dijo mientras comíamos como si fuera nuestra última cena. -Verán, tenemos un pequeño problema con uno de los pueblos cercanos a la frontera: hace ya unos meses que no han enviado el tributo correspondiente a la Corona Imperial; y consideramos que podríamos usar gente con sus... Habilidades... Para averiguar qué pasó.
Estábamos todos confundidos entre el miedo y la excitación ¡Finalmente íbamos a salir de prisión!
Se les proporcionarán caballos para transportarse y una mula para traer los alijos con el dinero, así como equipo básico de viaje.- Concluyó el Senescal.
- ¿Y si decidimos escapar? - preguntó Kephos ante la atónita mirada de todos nosotros. De hecho, Krups se atragantó al oírlo, y Thellor tuvo que socorrerla.
- Dentro del Imperio, todo está vigilado. Al único lugar al que pueden ir sin ser encontrados es del otro lado de la Frontera.- respondió el Senescal. Todos nos pusimos pálidos al comprender la verdad en sus palabras.
Para aquellos que no hayan leído nunca sus libros de historia, el Continente se divide básicamente en dos partes: por un lado, tenemos el Imperio, dominado por el orden y la luz; y del otro lado de la frontera, reina el Kaos.
En vista de que nuestras opciones eran pocas -cualquier persona con sentido común diría que eran inexistentes-, aceptamos la misión.
Nos dejaron descansar esa noche (si se le puede llamar descanso a dormir nuevamente en la celda) y al día siguiente nos entregaron el equipo, los caballos para transportarnos y una mula para transportar el oro adeudado.
Montamos y nos pusimos en camino. A fin de cuentas era un simple paseo por el bosque y una visita a un tranquilo pueblito.
¿Qué podía salir mal?

Prólogo

Capítulo I
Una misión | El Bosque Oscuro | El Templo de la Llama Negra

Capítulo II
La Ciudad | El Camino de la Montaña | El Templo de la Diosa

Capítulo III
¿? | ¿? | ¿?

martes, abril 01, 2008

Kaos, mi nombre es Kaos

Esta es una historia épica sobre cinco valientes desconocidos a quienes el destino unió para llevarlos a la gloria. O tal vez no.

Como es su no-muy-sana costumbre, el destino tiene la manía de juntar a los valientes SIEMPRE en prisión.

Krups, la batidora del 3er regimiento del ejército Imperial. Mientras hacía reconocimiento delante del batallón, vio una figura montada que tenía mucho en común con un general enemigo. Estaba solo en el bosque, probablemente admirando la naturaleza. Presa fácil pensó Krupps antes de soltar la flecha que se ensartaría entre medio de los ojos de su objetivo. Días después era apresada por la guardia imperial por haber asesinado al único heredero de un noble local que había salido a recorrer sus tierras.

El enano Kephos tenía dos particularidades: cada centímetro visible de su piel estaba tatuada; y su cabello era naranja. Nada se sabía de él de momento, salvo que había deshonrado de alguna manera a su clan.

Xeros era un altivo mago cuyo único delito fue ser aprendiz de un hechicero que no tuvo mejor idea que ponerse a juguetear con las artes oscuras y -tal vez sin querer, tal vez queriendo- conjurar un demidios oscuro en medio de una ciudad, arrasando con la misma y perdiendo su vida en el proceso.

Thellor es un ladrón. Los ladrones van a la cárcel. Es el orden natural de las cosas.

Y, finalmente, yo: Bestium, un ávido guerrero que no fue precisamente por el buen camino -pues habrán leído dónde fui a parar-.

Esta es nuestra historia. Mi historia. Está llena de altibajos y no es precisamente el relato más heroico que haya en estas tierras. Dudo que los bardos alguna vez compongan sones sobre nuestras andanzas, pero juro que lo que les estoy por contar es real...


Prólogo

Capítulo I
Una misión | El Bosque Oscuro | El Templo de la Llama Negra

Capítulo II
La Ciudad | El Camino de la Montaña | El Templo de la Diosa

Capítulo III
¿? | ¿? | ¿?

lunes, marzo 31, 2008

¿Y ahora qué?

El Principe Oscuro del Rock suena lejano traído por el viento a casa desde el estadio monumental mientras escribo estas palabras.

Tras un par de semanas ajetreadas, entre reinicio de clases, paros agrarios, cacerolasos no completamente bien fundamentados, trágicos aniversarios y la mar en coche, me encontraba hace un par de días comentando lo siguiente:

Estoy harto de todo lo que hasta ahora ha conformado mi vida.

¿A dónde voy con esto? La verdad que no sé. De lo contrario, no estaría escribiendo esto, me parece.

¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Cómo me defino?

No sé si sólo en este escrito podré analizarlo bien -dado que escribo a medida que pienso y sólo borro errores-, pero veremos qué sale.

¿Quién soy?

Federico Mendez, Fede, Bestia Durmiente. Bachiller en Ciencias y Letras, Bachiller Internacional con seis orientaciones que no vienen al caso. Estudiante -eterno- de computación en la UBA. Segundo Dan de TaeKwon-Do (próximo a ser tercero).

Un montón de títulos que dicen lo que he hecho, los logros que he conseguido. Pero no necesariamente quién soy.

¿Soy Fede o Bestia? ¿Soy ambos? ¿No soy ninguno? Siempre dije que odiaba la filosofía y ahora me encuentro haciendo preguntas existenciales.

También siempre dije odiar los remixes, y acá me tienen escuchando un remix de Tiësto sobre el tema Exteme Ways de Moby (que ya de por sí es electrónico). Qué se yo.

Soy yo, pero ¿qué soy yo? Hoy por hoy me veo como un computador, escritor, practicante de artes marciales, músico, amigo y compañero. Pero siempre un paso atrás de todo. Siempre faltan cinco para el peso. “Aprendiz de todo, maestro de nada” cita el adagio. “El que mucho abarca, poco aprieta” me dijeron alguna vez. Ambas citas, aunque análogas, implican bastante más de lo que dicen. A mi entender, indican que uno debe elegir un camino y transitarlo hasta el fin. ¿Pero cómo se elige el camino si no se transitan todos en algún momento? Yo no puedo. Aprendo por prueba y error, y hace rato que vengo errando fiero. ¿Será que no termino de poner todo lo que hay que poner para llegar a buen puerto o es que es hora de probar otra cosa?

Necesito ayuda, pero no estoy seguro de estar dispuesto a salir a buscarla.

martes, enero 22, 2008

Año nuevo, el mismo boludo

Hace un par de semanas retomé la práctica seria de TaeKwon-Do. Esto implica ir varias veces por semana a que me muelan a palos y pasar mis viernes hasta altas horas de la noche junto a otros practicantes sudados/as oyendo consejos e historias de los maestros de mi escuela. No me malinterpreten: no me estoy quejando; al contrario, extrañaba mucho todo eso. Estoy haciendo una breve introducción a lo que sucedió este sábado que pasó en el pre-release de Morningtide. Y no huyan despavoridos tampoco, porque no será un relato de partidos ganados y lo mal que jugué en le torneo de Magic.

Me encuentro con el amigo Bronico en la puerta del hotel Bauen el sábado a las 10am. Como les dije, los viernes entreno hasta tarde, así que había dormido un gran total de 4 (cuatro) horas. Tras un par de minutos de “A este chico lo estamos perdiendo. Antes no cambiaba al juego por coger con la novia” refiriéndose al rubio por todos conocido, nos dimos cuenta de que estábamos escasos del vil metal, por lo que procedimos a sacar plata de un cajero frente al Bauen.

Una hora y media después nos dieron el material para empezar a armar el mazo. No los voy a aburrir con cosas como que abrí un montón de cosas grosas para limited o que terminé ligando un Oona’s Prowler. Lo importante es que, luego de ser vapuleado en el primer partido de la primera ronda (es al mejor de tres), voy a ver mi sideboard -las cartas que no usé de lo que me dieron- y me encuentro con que... ¡NO ESTABA! En plena ronda me puse a vaciar la mochila para ver dónde la pude haber dejado, pero era obvio que mi mayor temor desde que juego Magic se había vuelto a volver realidad: me había dejado las cartas en algún lugar y no sabía dónde¹. De más está decir que perdí esa ronda. Mi oponente estaba confiado y yo devastado por la pérdida.

Como de casualidad me tocó arrancar la ronda en la misma mesa donde había armado el mazo, pregunté si alguna de las cajas de cartas que estaban sobre la mesa estuvieron ahí desde el principio. ¿Adivinen qué? ¡Así era ^_^ ! ¡Recuperé mis cartas!

Perdí dos rondas más, ahora sí, completamente culpa mía; aunque cabe destacar que uno de los flacos contra los que perdí fue el que había recibido mi pool original, y lo supo usar bien. Tras la rápida derrota, me fui a comer.

Llego al Burger King que está a la vuelta y, mientras espero ser atendido² voy sacando la tarjeta de débito que... ¡No estaba! A las corridas volví al cajero de donde saqué la plata aproximadamente cuatro horas antes. Como se imaginarán, no tuve tanta suerte esta vez.

Verán, cuando Seba sacó su dinero, noté que la alarma de aviso del cajero por la tarjeta era muy, pero muy silenciosa. Aún estoy en duda de si, por estar charlando con Seba, no dejé la tarjeta puesta en el cajero, o bien la guardé mal en el portadocumentos y cayó.

Afortunadamente en el BK estaba el Ruso, quien me salvó la vida porque me pasó el TE de Visa para hacer la denuncia.

Así que, como verán, nada ha cambiado por aquí. Sigo siendo el mismo boludo, aunque intente demostrar lo contrario.

Tal vez me iría mejor si dejara al boludo en mí fluir libremente en lugar de reprimirlo.

¹ No, no es la primera vez que pierdo mis cartas. Eso es una historia para otra ocasión.

² Si hay algo que odio es esperar a ser atendido en una cadena de comida rápida.