jueves, enero 25, 2007

Quilombo interdimensional (AKA Planar Chaos)

No los voy a aburrir con detalles de mis primeros pasos por el Magic, mi desafección al mismo y la recaída. No hoy al menos. Simplemente digamos que estoy otra vez jugando y tengo muchas ganas de competir. Tantas de hecho que me anoté en el torneo presentación de la última expansión: Planar Chaos.


Tanto rompí que conseguí que Mati y Pedro también se anotaran.


Sábado 20 a las 9.30am ya estábamos en el hotel Bauen, donde se desarrolló el torneo en cuestión. Estuvimos media hora esperando y Mati se impacientaba ante mis lamentos por no haber llevado mi carpeta.


A las 10 en punto nos dejaron pasar, lo cual no implicaba comenzar el torneo, sino que simplemente nos encerraban en un lugar con aire acondicionado y sin ventanas mientras anotaban a los que iban sin haberse inscripto previamente (shame on you) y armaban los listados de los torneos (eramos tantos que nos separaron en cuatro torneos de 32 nerds cada uno). Cabe destacar que durante el trayecto al hotel vimos a un grupo de nerds dentro del cual se hallaba una señorita dispuesta a jugar. El näive de pilaf se ilusionó pensando que la concurrencia femenina sería mayor que la de ese ejemplar único en su especie.


A eso de las 10.45 llegaron las cajas y comenzamos con el registro de las cartas. Simplemente abríamos el mazo y los boosters y anotábamos en una planilla ilegible las cartas EN ESPAÑOL que nos tocaban. Una vez superado este tedioso proceso, hicimos rotación de las cartas; esto es, las pasamos dos veces a la derecha. Ahora bien, cuando llegamos a este punto, me quedé sin cartas. ¿Por qué? Porque el que estaba dos lugares a mi izquierda no había terminado de anotar las cartas. Cuando diez minutos después me da las cartas y la planilla, resulta ser que el muy soperútano había anotado mal las cosas. Puso cruces donde no iban y faltaba anotar cartas, por lo que llamé a un juez, le comenté lo sucedido y me dieron algo de tiempo extra porque tuve que chequear que estuvieran todas las cartas. De todas maneras, nada de esto importó cuando vi una carta llamada Condenación, que es algo así como una Ira de Dios negra, pero... Nada, ¡es la Ira de Dios negra!

Armé rápidamente un mazo R/W/u sin seguir nada de lo que se me había recomendado y me dispuse a enfrentarme a mi primer contrincante.

Mis resultados fueron:



  • 0-2 debido a que no había mezclado las tierras y no me había acostumbrado a mi mazo (bajar un morph como si fuera un suspend no es correcto).

  • 2-1 porque el Blood Knight se encargó de hacer stalemate hasta que bajé al Tim rojo y lo pingueé hasta la muerte.

  • 2-0, donde le reboleé dos Disintegrate por la cabeza, ganando los partidos con esa arrrmosa carta. De hecho, uno se me resbaló de la mano y literalmente se lo reboleé.

  • 0-2. Simplemente mi mazo demostró estar mal hecho.

  • 0-2. En el primero me hizo pelota. Para el segundo, decidí hacer un cambio importante: Cambié las cartas blancas por cartas negras. Me la banqué un rato más, pero le bajé el Plague Sliver y le tira un pax verde... Ese partido estaba mal parido y la Damnation no vino nunca.

Fuera de mis penosos resultados, tanto yo como mis acompañantes damos fe de que la pasamos bárbaro. Mati, Pedro y yo quedamos 13, 15 y 17 respectivamente de nuestros respectivos torneos (cada uno estaba en uno distinto). Cabe destacar que Mati y yo somos primos, pero Pedro quedó afuera de la familia (si sos tan nerd como para entender eso, este chiste te va a encantar).


Entre ronda y ronda la gente sacaba su carpeta y comerciaba. Conseguí buena parte del Haunting Husk para volver a las competencias y Pedro consiguió su adorado Pride of the Clouds con el que se toca todas las noches.


19 hs nos retiramos, no sin que Pedro antes recogiera el booster que le había tocado en un sorteo. Dicen las malas lenguas que vendió partes de su cuerpo para conseguirlo. Las peores lenguas dicen que vendió el cuerpo entero.


Nos retiramos a cenar -porque los muy putos no dieron ni un break para comer algo- al Burger King que está ahí a la vuelta, charlando de lo groso que estuvo el torneo y de cartas viejas con Mati (así descubrí el combazo entre esta carta y esta otra).


De ahí nos fuimos a lo de Fry (con escalas hogareñas previas), pero el natalicio del Dr. Cantarelli será motivo de algún otro update.


Para el que le interese, estas son las rares, uncommons y timeshifted de Planar chaos que me salieron.


Damnation / Condenación -creo que la mencioné un par de veces- (timeshifted de Wrath of God)


Enslave / Esclavizar


Magus of the Arena / Mago de la Arena


Blood Knight / Caballero de Sangre (timeshifted de Silver Knight)


Lavacore Elemental / Elemental Núcleo de Lava


Timecrafting / Maestría del Tiempo


Fungal Behemoth / Behemot Fungoso


Cautery Sliver / Fragmentado Cauterizador


Mana Tithe / Diezmo de Maná (timeshifted de Force Spike)


Merfolk Thaumaturgist / Tritón Taumaturgo (timeshifted de Dwarven Thaumaturgist)


Bog Serpent / Serpiente de la Cienága (timeshifted de Sea Serpent)


Prodigal Pyromancer / Piromante Pródigo (timeshifted de Prodigal Sorcerer)

Sunlance / Lanza Solar (timeshifted de Strafe)

viernes, enero 12, 2007

Eclecticismo findeñal

Se me va el año… Sí, sólo a mí se me va.

Este fue un año raro. Altibajos constantes; algo así como una gran marejada. Dado que no los quiero aburrir con densos detalles de todo lo acontecido (para eso están las entradas anteriores del blog), paso a comentarles que decidí comenzar a despedir el año el miércoles 27 de diciembre.

Sin embargo, el 26 me llega un mensaje de que Anita estaba en Bs. As. con el crío y su peor-es-nada. Nuestro abogado de confianza, ni lerdo ni perezoso, arma una fugaz reunión en la casa de la susodicha. Finalmente conocemos –bah, yo, por lo menos– a Julián, el pequeño y peludo bodoque.

Cenamos esa noche, con la Sra. Mirtha Legrand: Elisa Filevich, torturadora de ratones; Luis Farfallini, psicólogo wanna-be; el Letrado Cococo, perseguidor de ambulancias; Ariel [NdMí: Nunca me acuerdo tu apellido], músico (ni hace falta que haga chistes); Ana Miñones, madre de uno; Federico Mendez, bienamado rey del planeta… Bueno, déjenme soñar aunque sea una vez.

Luego de una cena de interacciones litúrgicas, inquisiciones, experiencias paternales, parental advisory y, sobre todo, pizza, cerveza y vino, nos dimos cuenta de que era pasada la medianoche y varios debíamos madrugar porque en mi casa somos tres los que salimos a las 7.30…

Con la excelente destreza automovilística de Eliza, llegué a casa a la 1.30 y me fui a dormir a las 2.

Horas dormidas ese día: 4

Horas dormidas en total: 4

Ahora sí, el día de los Natas había llegado. Los participantes seríamos Fry, Mati, Jime, Pedro, Seba y un servidor, pero como este último no pudo venir, fui yo. Como una nota al margen, me ofrecí para comprar las entradas. En principio me iban a acompañar participantes –Jime se unió luego–. Cuando saco las entradas de este espectáculo y el siguiente, y ya una vez volviendo a casa, me doy cuenta de que había sacado cuatro entradas… Estuve todo el día diciéndome “Son cuatro entradas, son cuatro entradas”. Técnicamente era cierto: son cuatro entradas MÁS LA MÍA

Pero volviendo a lo nuestro, nos juntamos a comer a las 21.30 en el Palacio de la Pizza. Fry manda mensaje preguntándonos dónde carajo estábamos. Evidentemente, era el único puntual. Caemos Pedro y yo en no me acuerdo qué orden y nos disponemos a esperar a la parejita. Luego de interminables minutos los llamamos y nos dicen que están en 9 de julio y Corrientes -3 cuadras-. Al rato nos debatíamos con Fry sobre la existencia de hoteles alojamiento / bulos de conocidos / rincones oscuros que pudiera haber en el trayecto, porque NO PUEDE SER QUE TARDEN TANTO EN CAMINAR TRES CUADRAS.

Durante la cena frugal (no porque nos faltara tiempo, sino porque no teníamos hambre), saltó en la conversación el hecho de que cada cierto tiempo las conversaciones con Mati comienzan con “Hoy casi asesino a X familiar directo-político-adosado”. Esto mismo fue reiterado el sábado por un informante anónimo a quien llamaré Toshy (no por guardar su identidad, sino por no saber cómo se llama).

Siendo las 22.30, faltaba 1.30 hs para el recital –por lo menos–. Mi sugerencia, ampliamente aceptada, es ir caminando hacia la Trastienda y, en el camino, tomarnos un helado. ¿Adivinen qué no hay en el trayecto Corrientes al 700 – Balcarce al 400? ¡Sí, muy bien! Heladerías.

A las 23 ya estábamos en la puerta de la trastienda, apreciando al público de Nonpa que se retiraba del espectáculo. En el ínterin, me dispuse a repartir las entradas, y Seba no llegaba. Esperamos, y Seba no llegaba. Tuve que amenazarlo con que “Si no llegás en los próximos 5 minutos le doy tu entrada a la primera que me tire la goma”. Ahí se hizo presente, pero prefirió abonar en efectivo. Mientras seguíamos esperando que nos dejaran entrar, se apersona Sergio CH con una cara de culo que parecía insinuar “¿Dónde mierda se metieron estos dos pelotudos?”.

40 minutos después… Sí, cuarenta, como en 2x20, 1+39, crisis de la mediana edad, etc… La fila empieza a moverse. 0:00 marca mi celular, pero todavía faltaba la banda soporte: Taura. A las 0:35 comienza su show –yo puteaba por las pocas horas de sueño que tenía encima–, y sonaron bien, pero por hache o por be no me terminaron de convencer. En el medio de la presentación de dicha banda se digna a apersonarse Waldo, y entonces sí, sabemos que no se cancela el chow.

1.30am, comienzan a sonar las notas de Carl Sagan. Les haría una reseña de los temas tocados, pero bien podrían ir a este otro update, que fueron casi los mismos –los temas distintos, no los recuerdo–. Fue, nuevamente, una noche mágica como las que vengo disfrutando desde agosto.

Hubo un personaje tristemente célebre esa noche: RAMONA. Una señorita de aproximadamente 1,50 de altura y 150 de busto, así como de las demás medidas. La misma tenía una remera de The Ramones, pero en lugar del nombre de la mítica banda se leía… Bueno, imagínenselo (o lean un par de renglones más arriba).

Aproximadamente 3.30 terminó la odisea. A las 4.10 me fui a dormir.




Horas dormidas ese día: 2

Horas dormidas totales: 6

Esta vez me preparé. Nonpalidece cerró el año haciendo cinco funciones en la Trastienda, y el jueves 28 fue el día elegido. Entrada en mano, me dirigí a la Trastienda nuevamente. Salí con el tiempo justo, y pensé que iba a llegar tarde… ¡Qué iluso!

Aparentemente los Natas son contagiosos, porque recién a la 1.10 nos dejaron pasar.

A la 1.30 arrancaron, y fue un desconche, damas y caballeros. Los once sonaban espectaculares, recorriendo toda su historia (tienen tres discos, bah). Fue una noche de algarabía y reggae como Nonpa nos suele ofrecer, salvo cuando van a festivales, que siempre están enculados. Ni siquiera la presencia de tres o cuatro DESUBICADOS DE MIERDA que estaban a los gritos, empujando gente y subiéndose al escenario logró opacar la belleza del espectáculo.

Desde ya, tocaron 2 hs de corrido, por lo que nuevamente llegué a casa a las 4.10




Horas dormidas ese día: 3 (2 a la noche y una de siesta)

Horas dormidas totales: 9

El viernes se suponía que iba a ser más tranqui. Iba a ver a 12 monos -la banda de un amigo del INTI- a las 22 en un bar de Palermo Jóliuud. Resulta ser que yo debo haber leído mal por el sueño porque empezaba a las 24. Me quedé esperando y fueron llegando los músicos, a quienes reconocí no porque los conociera de otras veces, sino porque acarreaban instrumentos. Cuando llegó Andrés –mi amigo, no el que viene una vez por mes (aunque como trabaja en el sector de Finanzas y algo tiene que ver con los sueldos...)–, y luego de los saludos, chácharas de cómo-andás y cómo-va-todo y de esperar un rato largo, vemos que no viene nadie… Resulta ser que ni la banda ni el lugar promocionaron el evento. Andrés estaba del orto –en parte por esto, en parte por problemas personales– y quería cancelar todo. ¡Puta! Pensé. Se me iba a arruinar la seguidilla musical findeañera. Encima se dio la siguiente situación: la mujer del percusionista iba con una amiga. Se piden una cerveza para ambas.

– ¿Cuánto es?

– $15, responde la moza una vez destapada la botella y servidos dos vasos.

Y no, no era cerveza importada ni artesanal. Era una Stella común y corriente de esa que hacen en Quilmes y sacan del mismo tacho de donde salen la Imperial y la Iguana.

Para mi ventura, entre los otros seis (porque eso de que son 12 es mentira, pero lo de que son monos… Lo dejo a libre interpretación) se conflagraron y se decidió tocar.

Hicieron todos temas instrumentales, y la verdad que fue excelente. De ejecución soberbia. Y ver lo que hacía el bajista me hizo enamorarme aún más del instrumento; eso y los tremendos atributos de la novia. Cuando la vi, dije “esta es la mía”.

Finalizada la orquestación, Andrés dice: Vamos a despedir el año acá en un lugar que tienen parrilla y ponen mesas afuera, enfrente de Niceto”. -¿A El Carnal?- pregunta uno. No, responde, Es uno que queda en la esquina opuesta.

¡EL CHORI BAJONERO! Dije en tono audible. Sí, damas y caballeros, íbamos a proceder a aquel antro de perdición en el que te pasan música de las bandas que tocan en Niceto antes que toquen para entonarte. Creo que la descripción más certera del lugar la dio el amigo Seba una vez (¿O fue Mati? Meh, se igual. Los de Torcuato son todos iguales): Con ese nombre no puede ser malo.

Tomamos un par de cervezas, algunos nos clavamos un chori y, mientras estábamos en lo mejor de la velada, Dios puso el toque de queda y nos echó un aguacero encima.

Un amigo mío festejaba el cumpleaños en Shamrock, así que me dispuse a partir hacia allí. Me dirigí a Fitz Roy y esperé paciente y húmedamente la aparición de un taxi.

El tema es que, una vez que estoy en Santa Fe y Rodríguez Peña, me llega un mensaje de amigo-Fry diciendo que se habían ido a otro lado por la zona. En ya habiendo pagado el taxi que me tomara para mojarme lo menos posible, y por consiguiente habiéndolo dejado escapar, tuve que caminar cuatro cuadras a la intemperie. El resultado: un rosario de puteadas.

Cuando llego me encuentro con un Fry completamente ebrio, Pepper, Squall, su chica, la novia y la prima de Platero (de cuyos atributos espero que Fry sepa explayarse en los comentarios), el “novio” y un amigo de Platero.

En resumidas cuentas, tomé como hacía rato que no tomaba. Me gasté en la noche $49 en alcohol, entre tres speed c/tequila y dos Dr. Lemon Vodka.

Como nota al margen, Dios le da pan al que no tiene dientes. Prima de Santi + trampa – telo = ¿Qué carajo está pasando acá?

Terminé llegando a casa a las 7am.


Acá iría un video de la banda, pero como no encontré, péguense una vuelta por http://www.docemonosweb.com.ar


Horas dormidas ese día: 9 (1 de siesta y 8 de sueño regular… Y bueh, era viernes)

Horas dormidas totales: 18

Al sábado lo venía esperando desde hacía un mes. De casualidad en noviembre había ido a la Trastienda y, preguntando como quien no quiere la cosa, me entero de que Malosetti tocaba el 29 y 30 DE DICIEMBRE, y no de noviembre como anunciara en la presentación de Niño (ver mi primer sueño).

Por ende, si no fui el primero en sacar las entradas, pegué en el poste. Como tenía varias opciones de lugar (llenaban el lugar de mesas), elegí la mesa más al medio que mejor nos dejara justo en el spot de Javier (siempre está a la derecha del escenario). Digo nos porque obviamente fui agraciado con la compañía de la pequeña Jime, a quien ya podría dejar de decirle pequeña porque desde que la conozco que mide más que yo.

En fin, volviendo a lo nuestro, llegué cinco minutos tarde a la hora del encuentro, aunque, como me comentara cierto informante anónimo –a quien llamaremos Matías P… No, muy obvio ¡Mejor M Paolini!–, fue tiempo más que suficiente para hacerme acreedor de algunas puteadas.

Sin tanta demora como las dos ocasiones anteriores en que me apersoné al recinto, decidimos encolarnos rápidamente para tener las mejores ubicaciones dentro de la mesa. Antes de comenzado el recital, se veía por debajo del telón un espectáculo un tanto perturbador: había alguien que pareciera estar haciendo algo como yoga en medio del escenario.

El recital no comenzó con Niño, ese raro de dos minutos en los que se toca un único acorde y que abre el álbum homónimo, sino con un solo de CÍTARA a manos de un pelado cuyo nombre no recuerdo. Resulta ser que era él el que estaba haciendo las cosas raras detrás del telón.

Se va el pelado y aparecen los músicos: Hernán Jacinto en los teclados, Oscar Giunta en Batería y, obviamente, Javier Malosetti en bajo.

A esta altura me queda corta la lengua española para describir lo espectacular que fue el recital. A pesar de la falta de invitados (sólo estaban Milton, el ex-Mambrú, el pelado citaratero y el padre para un par de temas), el recital fue espectacular. Javier se dedicó varias veces a decir boludeces y a criticar el hecho de que se tuviera que ir temprano. Decía que después venía una banda de como 30 tipos arriba del escenario (tienen manicura y pedicura también). Fue en uno de esos raptos que, mientras todos le decían que se quedara un rato más que la banda de 30 son buena onda, que un botón resentido le dice “La última vez empezaron una hora y media más tarde, así que prolongate tranquilo”. Como ya habrán adivinado, tuve mi momento de fama.

Entre las boludeces varias, tocó nuevamente Tropical Biker, como he intitulado a la versión tropical de Rough Biker.

Certeza tuvo el que gritó desaforado en un momento Oscarcito [Giunta], sos la reencarnación del Bonzo. El solo de batería que se mandó fue extremadamente zarpado.

Fue un recital de puta madre, nuff said.

Al finalizar, fui con la peque hasta Corrientes y, tras una frugal cena en Burger King, me dirigí a mi siguiente destino: Pilaf’s.

Tras una hora de viaje, llego a lo de Pedro siguiendo la voz de tenor de Mati, y me hago notar al grito de A ver si se dejan de decir boludeces. Inmediatamente no sólo soy recibido, sino que Marquete me hace entrega de un Cuba Libre recién hecho con Bacardí oro. Los presentes: Pedro, Marquete, Mati, Toshy, Sab, Ash, Tuku y su novia, Pascu, Putito, Pepper y Fry. Ok, no es la cantidad de gente que esperaba, pero eso no quiere decir que uno no pueda divertirse. Ver como Fry prepara daikiri de manzana pero, como la licuadora no tiene tapa, el líquido elemento empieza a desparramarse por ahí, por lo que ponen un plato que no termina de tapar todo y Pepper pone “el pulgar” (que era su dedo índice) en el pico del vaso de la licuadora.

La noche derivó en Magic y alcohol. Todos fuimos vapuleados por el nuevísimo mazo Treshold-Madness de Marquete (regalo de navidad) y, los que quedamos al final, vimos a Rubber Johny (personas impresionables, no entren. En serio).

Por cierto, Fry, gracias por regalar el Gancia.

A las 7am terminó MI despedida del año. Quedaba la cena familiar y la salida posterior, pero sobre esto último no tengo ganas de hablar principalmente porque son las 3:10am y en un rato me tengo que ir a laburar.