martes, abril 17, 2007

Se lo dedicamo’a Luca que lo mira desde el Cielo

Tras dos años y medio, el Quilmes Rock se hizo presente nuevamente. Y al igual que en aquel lejano 2003, fue el Club Atlético River Plate el anfitrión; pero a diferencia de la entrega anterior, se usó el estadio y no la cancha auxiliar. Sí, hay mucha gente con plata.

La velada comenzó con Bad Religion. Más allá del hecho de que con Fry llegamos tarde por motivos que no vienen al caso, fue espectacular. En quince minutos tocaron lo que A77aque no tocó en su vida (mucho menos en la siguiente parte del recital). Toda la potencia en cada tema, de no más de minuto y medio cada uno. Si nunca lo escucharon, sepan que yo tampoco hasta ese momento, pero de todas maneras, shame on you.

A77aque apesta. No hacen música ni hacen punk. Temas demasiado largos, letras completamente faltas de poesía. Necesitan dos guitarristas para tocar dos acordes cada uno, porque más no saben. Con la presencia estelar de Jimmy Fallon en el bajo.
Si alguno se pregunta por qué digo lo de la falta de poesía, calculo que la siguiente conversación tuvo lugar durante la sesión “creativa”:

- Uh, somos re progres. Digámosle a todo el mundo que se meta un transatlántico en el orto.
- Pero no lo podemos poner así
- Somos A77aque. Llevamos veinte años haciendo lo mismo. Tenemos que arruinar nuevas generaciones de borregos de 14 años.
- Tenés razón. Digámosle también que se cojan un erizo de mar.

De hecho, de toda esa laaaarga hora sólo canté un tema: la Colina de la Vida ¡Y ni siquiera era de ellos!

Por suerte el suplicio terminó y con el Fry de la gente nos mandamos para adelante antes de la presentación de la mítica mitad más loca de Sumo: Las Pelotas.
Para los que no lo sepan, estar adelante implica falta de oxígeno, mucho sudor ajeno, moretones, pisotones y calor, mucho, mucho calor. Nunca voy a entender como alguien puede verse atraído por algo así. Mucho menos por qué YO puedo verme atraído por algo así. Pero ahí estaba, aullando las letras que conocía (Capitán América, bah), saltando, intentando no caerme. Divirtiéndome, en síntesis. Tocaron clásicos propios y de Sumo. Todo lo que cualquiera puede esperar de semejante banda.

Cabe destacarse el intermedio en el que pasaron temas de Ozzy Osbourne, Rage Against the Machine y… Bueno, no recuerdo quién más, pero alguien más había dando vueltas.

Catupecu dio un espectáculo digno de su renombre, aunque con la emotividad del caso. Presencié el espectáculo por primera vez en el Quilmes Rock 2003 y faltaba un tercio de la potencia en esta ocasión. Sí, la ausencia de Gabriel se hacía notar. Con la presencia de bajistas invitados nos hicieron saltar con temas como Dale y Y lo que quiero es que pises sin el suelo, pero Fernando nos emocionó a todos ejecutando un solazo con el bajo de Gabriel, mientras en la pantalla se lo mostraba a este último tocando ese mismo instrumento, haciendo sonar ese mismo solo.
Y si con eso no alcanzaba, uno de los bajistas invitados fue el mítico Zeta Bosio, bajista de Soda Stereo. Por segunda vez en la historia, Persiana Americana sonaba en el estadio River Plate; y mierda que sonó.

Tras la salida de Catupecu quedamos todos a la espera. El espectáculo principal se avecinaba. La otra mitad de Sumo se cerraba nuevamente un día del Quilmes Rock: Divididos se presentaba ante nosotros. La aplanadora del rock & roll dio un espectáculo impresionante, con Mollo tocando la guitarra al revés y usando una zapatilla como púa; Arnedo haciendo lo que sabe hacer: ser el rey del bajo; y Ciavarella mostró que aún con una mano lesionada se puede romper la batería. El set del grupo terminó con una seguidilla de pogos: Aladelta + El 38 + Cielito Lindo = Wiiii.

Y entonces sucedió lo que todos anhelábamos: Al dar los primeros acordes de Crua Chan, Daffunchio y Sokol vinieron al escenario. Pero eso no fue todo: Aparecieron de la nada Petinatto y Superman Troglio. Sumo, la mítica banda argentina que todos adoramos pero la mayoría éramos demasiado jóvenes al momento de su disolución, se presentaba ante nosotros. Y ese fue el gran cierre gran de la noche. Todos apretados, cantando -aunque no saltando porque no había lugar porque TOOOODO el estadio estaba amontonado adelante- Crua Chan y Divididos por la felicidad.

Un Mañana en el Abasto habría estado bueno para amansar a las fieras, pero todo no se puede, vio.







Un detalle curioso: durante toda la parte en que fuimos adelante, Fry y yo fuimos separados por el pogo. Sin embargo, una fuerza misteriosa hacía que al final de cada número ambos termináramos en EXACTAMENTE el mismo lugar donde empezamos.
¡Tomen eso, X-Files!

1 comentario:

Fry dijo...

Fry al teclado. Que grosso jueves, nunca en mi vida salte y cante y soporte pisotones ni di golpes como ese dia, y mierda que valio la pena. Cabe destacar que en el medio del pogo de Divididos y luego en el de SUMO, me encontré con Mati, mítico ayudante de algo2 con una trenza en la barba.