domingo, mayo 27, 2007

Acción en el elevador


La Dessert Party fue todo un éxito. Para los que no sepan de qué estoy hablando, tendrán que volver a este mismo blog en algún otro momento, porque no es el tema que nos compete hoy.

Tras una frugal -o no tanto- cena, la mitad del grupo se fue directamente a lo de Fran mientras que la otra mitad íbamos a buscar a Guada y Nancy (la chata de Jr).

Durante el trayecto de cinco cuadras, y a raíz de no sé qué conversación… Perdón por el hiato, pero algunos estarán acostumbrados a que transcriba situaciones textualmente; con la siguiente frase entenderán por qué necesité de toda la memoria posible para lo siguiente. Como les decía, a raíz de no-sé-qué-conversación, Guada dice -mirando a Sab-: Es que ya estoy acostumbrada a estas FIESTAS EXPRESS. Después trató de corregirse aludiendo que había dicho Siestas express, pero mi libido y yo sabíamos que era todo mentira.

Evitando el hecho de que nos tuvieran esperando en la puerta y después nos hicieran ir a comprar la bebida, paso a detallar el asunto que me obligó a dejar el retiro autoimpuesto.

Llegamos a lo de Fran y vimos a Yami, Gloria, Agus, Emi y diez botellas de cerveza subiendo al ascensor. Guada, Mica, Sab, Junior y un servidor nos quedamos esperando a que bajara. Subimos al mismo. Como siempre caballero, me subo último dejando pasar a las damas primero. Presiono el botón correspondiente al piso de la casa donde se hallaban las cervezas. El ascensor se detiene, pero por alguna razón hubo algo que no me sonó bien. Al abrir la puerta para bajar descubrí qué era: estábamos a mitad de camino entre el primero y segundo piso. Eso no hubiera sido tanto problema si no fuera porque a Mica le dio un principio de ataque claustrofóbico. Cerrar la puerta, apretar botones, abrir la puerta, ver una y otra vez el cartel que citaba “Máximo tres personas” y putear. La gente que estaba arriba intentaba decirnos qué hacer, pero dentro del ascensor sólo se escuchaba el inhalar-exhalar constante de Mica y los infructuosos intentos de Guadi y Sab para mantenerla calmada, a lo que nuestra esquizofrénica favorita respondía con accesos de risa. Mientras tanto, Gloria decía cosas como “¿Hola?” a lo que le respondía “Sí, acá estamos”; o el ‘Glorioso’ “Ya vengo”, a lo que -a esa altura- no pude responderle otra cosa que “Sí, sí, no nos vamos a ir”.

Finalmente pudimos descender, sólo para encontrarnos con un espectáculo aún peor: ahora estábamos entre la planta baja y el subsuelo (de haberlo; nunca lo averigüé). La srita. Ranea ya se estaba acercando peligrosamente su límite de control; desafortunadamente se estaba acercando por el lado contrario… Cuando me quiero dar cuenta, se escucha un sollozo, Guadi y Sab intentando consolar el principio de llanto y yo colgándome del reborde de la puerta para ver si alcanzaba a liberar el pestillo de la puerta (sin éxito, cabe aclarar). Curiosamente, el mejor método para calmar a la Mica fue

Sab: Concentrate. Pensá que estás en un parcial.

Jr: ¡Pensá en una integral!

Sab: ¡No, justo una integral no!

Jr: ¡No, no, no! Mejor ¿Cuántas bolitas podes poner…?

Tras intentos tanto míos como de Junior para salir, Fran termina llamando al portero. Tras un par de deliberaciones externas de las que no tuvimos participación alguna, se acerca el portero y, con su mejor voz de la reputísima madre que los re parió ¿Por qué los pelotudos se develan a la 1 de la mañana?, pregunta “¿Cuántos son ahí?”. Ante nuestra honesta respuesta, comenta con cierta irritación -por sobre el estado antes mencionado- “¿No saben leer? ¿Viven todos en el monte?”, a lo que uno debe tragar rabia y evitar romper la puerta para agarrarlo del cogote (más allá de que tenga razón en estar enojado).

Se va. Siguen las discusiones por fuera del habitáculo, que más que un ascensor ya era un hogar. Mica sigue respirando profundamente con sus ojos cerrados. En eso viene Fran y nos anuncia que van a cortar la luz. Mica sigue respirando, pero para decir no-recuerdo-qué-cosa, los abre, a lo que inmediatamente le recuerdo que debe mantener los ojos cerrados por el temita de la pronta ausencia repentina de luz.

Para agravar la situación, en un momento comienzo a sentir un leve temblor en el piso. Automáticamente pienso Que Mica no lo haya sentido, que Mica no lo haya sentido, por lo que, cuando ella comenzó a decir “¿Se está moviendo el pi…?” “¡No!” atiné a decirle antes que terminara la oración.

Junior le comenta a Ranea que está muy abrigada y pasa a ayudarla a sacarse la bufanda. “Mica, sacate el pulóver” dice con su acento cordobés, aunque sus obvias intenciones de hacer una orgía en el ascensor son cohartadas por las tres damas, pues Mica no estaba para esos trotes y Guadi venía de una de sus antedichas Fiestas Express -junto a Sab, aparentemente- y no estaba lista para otra. “¡No! ¡Vamos a terminar todos en pelotas!”. Ni lento ni perezoso, Junior acota “¡Bueno! Me saco el jean… ¡Me saco el jean y hago la coctelera en bolas!”. Horrorizándome ante la posibilidad del bamboleo nudista, lo dirijo a otra esquina del ascensor -se me complicaba mandarlo más lejos-; prefería que las señoritas disfrutaran de ello y, llegado el caso, adoptaran la idea de sacarse los pantalones. Pero no. Mi plan maquiavélico fue arruinado por la sureña proveniente de la no-isla quien cortó inmediatamente “¡No, no! Te quedás ahí… ¡Y hacés cucharita con Bestia!”. ¿Quieren saber cómo siguió la situación? Haber estado ahí adentro.

Como si faltaran condimentos al asunto, los jóvenes inconscientes no tienen mejor idea que ponerse a hacer un video explicativo de la situación. Cuando se siente un temblor severo en el ascensor, la cara de Jr -la estrella del video- tiene una profunda transformación. Se los describiría, pero un video vale más que mil palabras; y son las tres de la mañana.

Y acá termina el relato de nuestras desventuras en el ascensor. Debemos lamentar una única víctima: mi ropa. Verán, cuando tiré el brazo para tratar de hacer zafar el pestillo, desesperado como estaba por el estado de la Mica, no me di cuenta de que estaba todo engrasado. Mi campera clarita y mi buzo amarillo se vieron muy afectados. Esa ropa era nueva. Nueva. Que saqué en cuotas. Y QUE TODAVÍA NO EMPECÉ A PAGAR.



Versión completa del video desde otro ángulo

4 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJJAJAJJAJAJ!!
No puedo parar de reirme!!!

Por dios que buen relato! Lamento mucho la situación por la que tuvieron que pasar, pero realmente me encanta la anécdota.

Y la descripción de la situación fue suficientemente detallista como para ayudar a mi imaginación volar.


Besos!!

y saludos, Vir

Anónimo dijo...

Al fin un post que vale la pena!!!!
Grande Mabel!!!!!!!!!!!

Me reí muchísimo, seguí mandandote cagadas xD

Anónimo dijo...

Gordos, aflojenle a los postres, por eso se quedo el ascensor, no pudo levantar sus culos.

Anónimo dijo...

Vos no entendés, Fry...Pasa que Mabel es TAN TAN TAN groso que el ascensor no dio a basto.... la grosura de la Mabel es cosa seria, creeme