domingo, noviembre 05, 2006

De joda en joda ©

20:20 recibo el llamado: “Nos encontramos en una hora en el McDonalds de Corrientes y Pellegrini”. Era la voz de la desgracia... En realidad era la voz de Jime -la desgraciada esa-, pero es prácticamente lo mismo.

Una rápida ultimación de detalles y me encuentro viajando a ver el por un mes esperado recital: Javier Malosetti presenta “Niño”, su 4to disco solista.

Luego de unos inconvenientes al tratar de llegar al lugar de encuentro con la pequeña en cuestión -Los Nocheros tocaban en el Gran Rex, así que había un geriátrico de cola-, arribo 21:25 a rendezvous, por lo que estamos ajustados de tiempo para cenar. Consideramos la posibilidad de El Palacio de la Pizza -conocido por los habitués por haber comenzado las festividades de mi aniversario en esta Tierra en sendo lugar-, pero desistimos a pesar de las amenazas de mi estómago de empezar a golpearme el hígado. Saco las entradas de su escondite -muy bueno, debo agregar, porque en primera instancia no las encontré... No sabía que las entradas de Ticketmaster eran más chicas que la Guía T- y nos disponemos a entrar al teatro Ópera. No sólo nos disponemos, sino que como nos la bancamos, entramos. Ya dentro encuentro una diferencia con la última vez que estuve ahí -el 6 de agosto del 2004 para la presentación de Onyx, la placa anterior de JM-: no estaban las mesas con las cajas de CDs para vender. Yo había aprendido mi lección y me lo iba a comprar ahí, porque fuera estaba muuuucho más caro. Resignado, pasamos a la sala y nos ubicamos en nuestros cómodos asientos (fila 8 al medio). Una nota de color: al lado mío estaba sentada la mujer de Marcelo Gantman, acompañada por su marido. 10-15 minutos después de lo anunciado se apagan las luces y comienza a sonar esa única nota que es la canción Niño, con la que se abre el disco homónimo. Suben el telón y ahí hay... ¡Un nene con una guitarrita! Luego de las risas de ternura que suelen acompañar dicho espectáculo, y de los dos minutos de ESA ÚNICA NOTA entra en escena el maese, acompañado (en tiempo, porque entra por el otro lado) por Hernán Jacinto, tecladista y parte de su trío de cinco: Javier Malosetti (bajo -duh!-), Oscar Giunta (batería), Hernán Jacinto (teclados), Mariano Loiacono (trompeta) y Ramiro Flores (saxo); porque, no me jodan, los vientos los tiene desde hace más de dos años. Seguimos con Angel Band y... Bueno, no los voy a aburrir con el setlist.

Hubo invitados para TODOS los gustos. Deborah Dixon para la interpretación de Tell me something good; María Eva Albistur y Maite Santos Knight como vocalistas para varios coros; Baltasar Comotto, violero de la hostia quién fuera parte de la banda de Spinetta en la época de Malosetti y es actualmente un Fundamentalista del Aire Acondicionado; y MILTON AMADEO... Sí, el ex-Mambrú se ha redimido haciendo coros vocales y acordes con la criolla (la guitarra, no la galleta). Se notó la ausencia de Cristian Jurducha, baterista alocado y pelado de profesión, con quien Malosetti compartiera escena, nuevamente, en la banda de Spinetta.

Hubo otros, pero de su presencia me referiré puntualmente y uno por uno.

Walter Malosetti: Hay que sacarse el sombrero, la remera y... Bueno, toda la ropa (si lo vamos a hacer, lo hacemos bien) ante la habilidad del viejo. Sólo esos dos temas que tocaron a dúo hacían que valiera la pena llegar tarde a la fiesta, de la que hablaré luego. Tocaron un tema de él y There will never be another you, temonazo que grabaron para esta placa, pero no entró en la versión final.

Gillespi: Maestro de ceremonias. Cada tres temas agarraba el micrófono y era un descostillarse de risa. Además, tocó un tema que, dicen, no ensayaron para nada

Rubén Rada: Un groso, sin más.

Me detengo en estos dos últimos porque, junto con JM, realizan intermezzos stand-up. El duelo entre la voz de Rada y el bajo de Malosetti; las críticas que recibió el disco según Gillespi... ¡LA VERSIÓN TROPICAL DE ROUGH BIKER!

En síntesis, el comienzo perfecto para una noche que distaba de terminar.

Mientras escribo esto con mi bajo en el regazo, me pregunto: ¿Llegaré alguna vez a hacer un 10% de lo que hace este groso? Yo creo que sí, pero debe ser la inconciencia del que recién empieza.

Por otro lado, me pregunto también: ¿A alguien le importa todo esto? Si llegaste hasta acá, debo creer que sí.

Sigue la noche. 00:55 termina el recital. El plan era terminar el concierto y tomarme el 60 que va por Flemming para ir a lo de Lau, amiga de Pablo cuyo cumpleaños se festejaba en las recónditas tierras Martineanas; durante el viaje debía fijarme en la Guía T provinciana dónde bajarme para llegar lo antes posible a destino. Pero, como en todo plan, su éxito depende de la concreción de todas sus etapas. El hecho de que me haya olvidado la susodicha guía hizo que debiera volver a casa para fijarme cómo llegar...

3am me encuentro sobre Puente Saavedra en la dulce espera de un 60 que me lleve a destino. 3:30 estoy en la remisería pidiendo un auto. Nota de otro color, el remisero me lleva por Panamericana, agarra Fondo de la Legua - Dardo Rocha y terminamos en Sta. Fe, por lo que tenemos que volver por Córdoba hasta el 1100...

Dicho sea de paso, más allá de todos estos inconvenientes, y como bien dijera Mr. Proser, the merest thought [de volverme a casa] hadn’t even begin to speculate about the merest possibility of crossing my mind.

Vuelta va, vuelta viene, llego a Juncal al 1100 y ya desde la esquina se escucha el bardo. Toco timbre. No hay respuesta. Toco timbre de nuevo. “¡LAURA! ¡TIMBRE!” se oye rugir desde el interior. Un pelado se asoma desde la ventana y la dice a Laura “Es Fede, un amigo. Bestia”... “¡MABELO!”. Sí, trasciende mi identidad secreta. Entro, abrazos (sí, había corrido mucho alcohol ya) y me dicen “Tenés que ir a la cocina”. Sigo las indicaciones y me encuentro con El Paraíso: Alcohol a diestra y siniestra, ayudantes de la facultad en estado deplorable. Nota de color (rosa): me enteré de que a Pablo le dicen Patito y Conejito, así que considero que podemos sintetizarlo en Putito y ya.

Bueno, tengo 5hs menos de alcohol encima que los demás. Tengo que ponerme al día. Y así fue ^_^

A los 10 minutos llega Pedro, quien venía de casi-colarse en el festival BUE. Después de los abrazos ebrios del caso, nos cuenta sus altibajos para conseguir entrar. Transcribiré la misma para aquellos etílicos anónimos que seguramente no tienen noción de haber escuchado nada de esto:

Rodearon el Club Ciudad de Bs. As. y encontraron un camino “secreto” por la autopista Illia que llevaba al interior del club en cuestión. En esa entrada había un único guardia. En el grupo de tres en el que estaba debatían sobre la posibilidad de presentarle al Sr. Billetín. Cuando finalmente se deciden, el guardia se va. Se quedan un segundo en su lugar y, cuando vuelven a mirar había 3 (tres) guardias y 3 (el mismo número) efectivos de la federal. Los cachean, los revisan y finalmente los dejan ir, pero cuando ellos empezaban a dirigirse al interior, les dicen “no, no, por acá”, y con la cabeza gacha se retiran del predio, acompañado por la comitiva policial. Durante el trayecto, uno de los guardias se les acerca para comenzar a entablar el diálogo sobornativo. Considerando el hecho de que de sobornar a uno tendrían que hacer lo mismo con el resto, tuvieron que evitar la oportunidad que tenían en puerta y seguir. Afortunadamente, en la puerta encontraron otra oportunidad: les revendieron las entradas a $60 y consiguieron entrar.

Alcohol va, alcohol viene, música de boliche, Fry comiéndose a alguien (pregúntenle a él, porque yo no la reconozco) y lo que queda de la noche transcurre con el movimiento de las exuberantes amigas biólogas (y no tanto) de Lau. En mi haber cuentan cubas libres varios, Gancia con soda y limón (no había sprite), cerveza a raudales, ferné, vodka con naranja y un largo etc. que no recuerdo.

Finalmente, cuando ya casi todos se habían retirado, nos quedamos Fry, Pedro, Fran y yo a ayudar para ordenar. Como habrán notado, el nombre de Pablo no se haya listado. Esto se debe a que el amigo de Lau no se quedó, rompiendo así la promesa que le había hecho a la dama.

Y bueh... ¿A quién no se lo coj...? Ah, no, eso era otra cosa... Bueno, el amigo Pedro nos alcanzó en su flamante coche hasta la estación Acasuso.

Como nota final (incolora), BAJO NINGÚN PUNTO DE VISTA SE LES OCURRA SUBIR ZUFRIATEGUI EBRIOS.

© Si bien todo lo acá arriba escrito salió de mi cabeza, la verdad es que he intentado -sin éxito- imitar el estilo de escritura de Matías Paolini (plagiar dirían las malas lenguas), por lo que los derechos de autor quedan a mi nombre, pero él es mi guía espiritual.

4 comentarios:

Maitreya dijo...

Como ya le comunicara otraora, los agradecimientos finales son tan exagerados como lo son inecesarios, pero son asimismo infinitamente agradecidos.

Me alegra saber que Encantadora Señorita Perich estuvo en tan excelntísima compañia como lo son usted y el Distinguido Periodista Deportivo y Radiofonista Excelso, Ing.Dr.Lic.Sir Gantman y Esposa, por no mencioar que disfrutaron ambos de un despliegue de virtusismo importante, segun corrobora La Gente Que Tiene La Posta.

Por mi parte, el recuento de mis andanzas (O mas bien, la demora en la publicacion del mismo) esta debidamente explicado en El Blog de la Direccion Demasiado Larga.

Y en lo que respecta al Ritual, para el Miercoles espero conseguir al Virgen requerido, Maestro.

Gregorio dijo...

Fede, celebro que hayas inaugurado esta vía. Ojalá que sirva y si no sirve ojalá, que no joda.
Abrazo

Kephos Radwulf dijo...

y dónde tiene las zapatillas el coso este? feliz estreno, chabón. y gracias por la invitación de honor, siempre quise ser famoso.

y sobre el estilo de "imitación", pensá que no lo es hasta que alguno lo patente. no te duermas y después cobrás regalías del mango que hace mati con su blog estrella.

abrazo, se vemo'.

Anónimo dijo...

Actualizá, trolín