viernes, marzo 30, 2007

La suma de las partes

Jueves 29, 21.40, ND/Ateneo. Las luces se apagan y comienzan a sonar acordes conocidos. Se levanta el telón y ahí están: Pedro Aznar y David Lebón. La mitad de Serú Girán, virtuosos instrumentistas.

Tocaron un repertorio variado, de temas propios, de la banda, nuevos (¡Sí, nuevos!) y covers clásicos.

Para los que no lo sepan, Serú Girán es mi banda favorita por sobre todas. Siempre la consideré como un hito musical, tanto nacional como internacional, por la forma única de interacción e integración de los varios estilos de sus miembros: el clásico barroco de Charly, el R&B de Lebón y el Jazz de Pedro, todos centrados magistralmente por los palazos del Moro.

El encuentro que presencié fue sublime en varios sentidos: Además de ver en vivo lo más cerca que voy a estar de ver a Serú Girán -pues tras la muerte de Moro el año pasado, mis esperanzas se fueron al tacho-, sirvió para ver el progreso de ambos músicos en los últimos 15 años (desde la última reunión de Serú); así como para realizar un análisis más profundo de la formación del mítico grupo.

Durante la época de gloria de la “nueva banda de Charly” la formación estaba dada por:

  • Charly García: teclados – voces
  • David Lebón: guitarra – voz principal
  • Pedro Aznar: bajo
  • Oscar Moro: batería

Si bien casi todos ellos componían, lo cierto es que Charly era el gran motor creativo de la banda. Digan lo que quieran sobre su actualidad, pero no renieguen su genial pasado. En el ’82 Pedro deja la banda para formar parte de la Pat Metheny’s Band y estudiar música en Berklee. De ahí en más, cada uno siguió su propia carrera solista.

Durante el pasado recital, la mayoría de los temas eran propios o de Serú ’92, disco que la banda editara en su reencuentro en el... Bueno, se imaginarán de qué año será el disco. Los temas solistas identificaban claramente el origen y rumbo de cada uno de los artistas: Pedro, con un perfil jazzero pero aún así popular; y David con un espíritu muy blusero.

Serú ’92 me trae una gran dicotomía, porque es excelente musicalmente, pero le falta la profundidad de los primeros cuatro discos. Son canciones directas, faltas de poesía.

Mientras las canciones pasaban, rogaba que tocaran algo del Serú clásico. Joyas modernas como A cada hombre cada mujer, Mundo agradable y Amor de juventud resonaron junto a Casa de arañas, Fotos de Tokio, Mientes, Ya no hay forma de pedir perdón (Sorry seems to be the hardest word) y los temas recientemente estrenados, además de alguna que otra anécdota que mezclaba las viejas épocas con los últimos meses.

Pero había una canción que no ejecutaban y yo me estaba desesperando. Me refiero a Noche de Perros, tema del álbum La grasa de las capitales en el que por primera vez se ve que no se trata sólo de la “nueva bandita de Charly”*, sino que cada integrante tenía su propio estilo, forma de tocar y ganas de hacer música. El tema incluye un impecable fondo de bajo fretless, solos de guitarra y compases de batería. ¿El teclado? Bien, gracias. Suena un poquito al principio, un poquito al final y no más.

El recital tuvo su primer final (vamos, todos sabemos que los artistas se van, toman algo y vuelven, pero en el medio hay que aplaudir mucho) y, cuando volvieron, comenzó a sonar ese grandioso tema.

Ya está- me dije. En dos semanas vi a Roger Waters, Victor Wooten y este recital. El mundo puede explotar, que yo seré una bola de fuego feliz.

Luego un pequeño set acústico y finalizaron con Seminare, himno adolescente por excelencia que básicamente dice que las mujeres son todas jodidas y no hay *nada* que les venga bien. ¿No me creen?

Te doy pan, quieres sal
Nena nunca te voy a dar
Lo que me pides.
Te doy Dios
Quieres más
¿Es que nunca comprenderás a un pobre pibe?

A esta belleza musical la he escuchado tantas veces en los últimos años que hoy en día sólo la disfruto en estas ocasiones, donde estoy rodeado de gente, aullando la letra a viva voz.

*Desde ya, Charly quiso demostrar que él también sabe tocar y compuso Desarma y sangra que se editó en Bicicletas.

Ahora bien, el análisis al que me refería antes:

He ido a recitales de Charly. He escuchado temas clásicos de Serú interpretados por su banda y cantados en lo que le queda de voz. No es lo mismo, así como el este último recital tampoco lo es. Ambas versiones son excelentes, pero les falta un cierto... Algo.

Serú Girán estaba compuesto por músicos excelentes, pero era mucho, mucho más que la suma de sus partes. Era un todo que funcionaba en armonía y tenía una fuerza creativa impresionante.

Si alguien tiene la oportunidad, vaya y vea a este dúo excepcional. Es una experiencia conmovedora y musicalmente gratificante.



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